FANECA

domingo, 8 de mayo de 2011

Sin comentarios. Por Miguel Díaz y García Conlledo*

Esta vez sí seré breve. Escribo estas líneas el 8 de marzo de 2011, en una Facultad de Derecho semivacía, como toda la Universidad de León. ¿Por qué? Porque en ella no son lectivos los días 7, 8 y 9 (¡tres días, tres!), con motivo del Carnaval. Más días que los colegios e institutos. Hace años, un grupo de personas intentamos oponernos a la medida (no somos radicales: hablamos de que, al menos, se redujera la fiesta a un día) en Consejo de Gobierno, cuando se aprobaba el calendario académico; creo recordar que lo hicimos durante dos o tres años. Perdimos, siempre perdimos, por goleada. No escuché más argumento que algún tímido “si lo quitamos, la gente se va a cabrear”. Después, no soy consciente de que nadie haya vuelto a plantear el tema.

En mi facultad (aunque seguramente las cosas cambiarán con el nuevo sistema de grado), se consolidó una práctica curiosa: no hay (o sólo excepcionalmente hay) clase los viernes. Es más, cuando al fijar horarios se plantea algo el viernes, hay malas caras y sustos generalizados (no sólo de estudiantes).

En alguna facultad o titulación de la Universidad Complutense, estando previsto (como en tantas otras en toda España) un parón (de bastantes días) de la actividad docente para realizar exámenes entre el primer y el segundo cuatrimestre, resulta que los exámenes se hacen antes de esos días y estos se convierten en unas plácidas vacaciones.

Se me ocurren diversas reflexiones sobre todo lo anterior (relacionadas unas con lo flojos que deben de ser los jóvenes de ahora para aguantar las juergas –o más bien, con la idea que tenemos al respecto-, otras con la comodidad e irresponsabilidad nuestra, de los profesores, otras con la imagen que transmitimos al “exterior”, otras…). Pero dije que iba a ser breve y, además, quiero respetar el título: ¡sin comentarios!

* Catedrático de Derecho Penal de la Universida de León.

3 comentarios:

  1. No me sorprende lo más míninimo lo que leo. Hace una semana, en un botellón universitario en Valencia, las autoridades académicas han decidido cerrar Facultades para evitar que los estudiantes del botellón entraran en las clases a las que asistían quienes no lo hacían. Los rectores de la Politécnica y de la Univ. de Valencia (cuyos campus son contiguos) han hablado de introducir más medidas de seguridad, de vallar los campus... y de buscar "lugares de ocio alternativos". Ninguno ha tenido lo que hay
    que tener para decir para censurar la conducta de los botelloneros o decir que NADA legitima dejar toneladas de basura, romper mobiliario urbano, vaciar extintores, etc. Decir que los del botellón son incívicos y guarros no es políticamente correcto. Lo correcto es decir que "hay que buscarles espacios de ocio alternativos".

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  2. Yo soy un firme partidario de alquilar al gobierno ruso unos cuantos miles de km2 de estepa siberiana, a fin de establecer campos de internamiento para estudiantes vagos, juerguistas, etc. Para los profesores dedicados a la vagancia, preferiría reservarlos para misiones de colonización en Marte, con viaje sólo de ida y con los medios justos para establecerse.
    No puedo evitarlo, ¡soy un humanista!

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  3. Y ni con contarles lo bien que se pasa en la universidad se motiva a estudiar a los estudiantes de secundaria... ¿Será que desde ahí ya se les enseña a ser vagos aprobandoles sin dar palo al agua?

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