Hoy voy a ser muy breve y prácticamente voy a limitarme a darles una noticia que, además, muchos conocerán ya por la prensa. El pasado 30 de enero publicaba yo en este foro una entrada titulada “No es sólo Bolonia. El ejemplo del aprobado por compensación”. En ella explicaba cómo no todos los males que aquejan a nuestra universidad proceden del proceso de Bolonia y ejemplificaba esto con el aprobado por compensación, que permite al alumno en muchas universidades terminar la carrera sin haber superado alguna asignatura. Después de explicar cómo funciona el invento y criticarlo, señalaba: “Comenzaba diciendo que la Bolonia a la española no es culpable de todo. Ahora bien, me temo que el aprobado por compensación, como prueba (una más) de un ‘alumnismo’ barato y de una cómoda falta de exigencia, encaja perfectamente en nuestra Bolonia particular, tan preocupada por las habilidades y competencias y tan poco por la formación en contenidos, por la ‘empleabilidad’ más que por la calidad de los profesionales, por eliminar el fracaso escolar, aunque sea considerando un demérito en la evaluación del profesorado una alta tasa de suspensos, etc.”.
Pues bien, desgraciadamente tenía razón: la última versión del borrador del Estatuto del Estudiante Universitario, de 10 de marzo de este año, dispone en un nuevo número 5 de su artículo 24: “Las Universidades, en el marco de la libertad académica que tienen reconocida, establecerán mecanismos de compensación que permitan enjuiciar, en conjunto, la labor realizada por el estudiante, y decidir si está en posesión de los suficientes conocimientos y competencias que le permitan obtener el título académico al que opta, a pesar de no haber superado la totalidad de los créditos del plan de estudios correspondiente”. O sea, el aprobado por compensación. Se podrá decir que la norma, de ser aprobada con esta disposición, no cambia en realidad gran cosa, pues la mayoría de las universidades (si no todas) ya prevén el aprobado por compensación. Sin embargo, siendo esto cierto, la nueva norma consagraría la institución y obligaría a todas las universidades a preverla (eso sí, dejando a cada una la libertad de hacerlo como le plazca, lo que, una vez más, conducirá a nuevas desigualdades y competencia a la baja), mostrando bien a las claras cuál es la concepción de nuestras autoridades en materia universitaria y cuál el grado de exigencia al estudiante que les parece adecuado. Otra vez: ¡qué pena!
Pues bien, desgraciadamente tenía razón: la última versión del borrador del Estatuto del Estudiante Universitario, de 10 de marzo de este año, dispone en un nuevo número 5 de su artículo 24: “Las Universidades, en el marco de la libertad académica que tienen reconocida, establecerán mecanismos de compensación que permitan enjuiciar, en conjunto, la labor realizada por el estudiante, y decidir si está en posesión de los suficientes conocimientos y competencias que le permitan obtener el título académico al que opta, a pesar de no haber superado la totalidad de los créditos del plan de estudios correspondiente”. O sea, el aprobado por compensación. Se podrá decir que la norma, de ser aprobada con esta disposición, no cambia en realidad gran cosa, pues la mayoría de las universidades (si no todas) ya prevén el aprobado por compensación. Sin embargo, siendo esto cierto, la nueva norma consagraría la institución y obligaría a todas las universidades a preverla (eso sí, dejando a cada una la libertad de hacerlo como le plazca, lo que, una vez más, conducirá a nuevas desigualdades y competencia a la baja), mostrando bien a las claras cuál es la concepción de nuestras autoridades en materia universitaria y cuál el grado de exigencia al estudiante que les parece adecuado. Otra vez: ¡qué pena!
Vaya tela. Uno que lleva ya años alejado del mundo universitario no da crédito. ¿Cómo nos vamos a quejar con razón los profesores de secundaria por los aprobados-por-ley en la ESO si en la misma universidad, el más alto estamento de formación y estudio, se aprueba tambień porque sí? Es absolutamente de locos, Hemos perdido los papeles. Han perdido los papeles estos pedagogos que rigen la monolítica pedagogía oficial de este pobre país. Estamos más perdidos de lo que pensamos.
ResponderEliminarSaludos desde Crisis Educativa
En relación al aprobado por compensación se podría contar más..., no obstante, no hay que olvidar que tal forma de aprobar una asignatura fue decidida en el Consejo de Gobierno de la ULE. Dado que la comunidad universitaria no recibe los borradores ni las actas de dicho órgano colegiado, desconocemos qué dijeron -si es que dijeron algo- nuestros representantes en Consejo de Gobierno cuando se aprobó tal normativa. Y lo peor es que se continúa igual, es decir, que los representados ignoramos cómo estamos representados en el Consejo de Gobierno.
ResponderEliminarY digo yo: un tipo al que le aprueben por compensación, qué sé yo, las asignaturas de CIRUGÍA... ¿puede operar a un Vicerrector a golpe de bisturí?
ResponderEliminarSoy profesor de bachillerato. El pasado verano me publicaron en El País una carta en la que explico cómo una junta de evaluación aprobó con un 0, por 'compensación', a una alumna de química de 2º de bachillerato (siendo yo el profesor de química de 2º de bachillerato de esa alumna).